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(Des)conectados: combatir el aislamiento en una sociedad cada vez más conectada digitalmente

Categorías:  Autor: Diego C Martin 

1. Nuestros antepasados ​​se reunieron alrededor de fogatas controladas para cocinar y calentarse, lo que marcó el comienzo de comunidades asentadas con prácticas sociales cada vez más complejas.
2. Los psicólogos evolucionistas proponen que la mente humana está compuesta de módulos cognitivos especializados, moldeados por la selección natural para resolver problemas adaptativos específicos.
3. El auge de las tecnologías de inteligencia artificial y realidad virtual ofrece mundos virtuales hiperpersonalizados que pueden afectar los procesos cognitivos, la salud mental y las interacciones sociales, planteando riesgos y beneficios para la realidad compartida de la humanidad.

Nuestros antepasados ​​alguna vez se reunieron alrededor de fogatas, lo que marcó el comienzo de los fuegos controlados para cocinar y calentarse hace unos 700.000 años. Sólo en los últimos 20.000 años los humanos se han asentado y participado en prácticas sociales complejas. Las primeras formas de comunicación y vínculos sociales condujeron a la evolución de los humanos modernos, el homo sapiens. El desarrollo de módulos cognitivos especializados a través de la selección natural ayudó a los primeros humanos a navegar eficientemente en su entorno.

A medida que los cerebros humanos se volvieron más interconectados a lo largo de miles de años, florecieron el uso de herramientas, el lenguaje y la interacción social. El lenguaje jugó un papel crucial en la creación de significados compartidos y la transmisión de ideas complejas. Hoy en día, tecnologías como la IA y la realidad virtual están creando realidades hiperpersonalizadas que satisfacen las preferencias y deseos individuales, ampliando los límites de las experiencias compartidas.

Si bien la realidad virtual ofrece oportunidades educativas y terapéuticas inmersivas, también plantea riesgos como fatiga visual y límites borrosos entre las experiencias virtuales y reales. La realidad virtual tiene el potencial de alterar el comportamiento y la autopercepción, destacando la necesidad de regulación y consideraciones éticas. Mantener un equilibrio entre la autonomía individual en realidades hiperpersonalizadas y la humanidad compartida es crucial para navegar el futuro. Si somos conscientes de los algoritmos que dan forma a nuestras experiencias y buscamos activamente perspectivas diversas, podemos asegurarnos de que la tecnología nos mejore en lugar de aislarnos. Recordemos la importancia de la intersubjetividad y la comprensión colectiva a medida que avanzamos hacia un futuro de mundos virtuales personalizados.

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