Con los tiempos que corren en España en la actualidad, está muy de moda que todos nos hagamos emprendedores de la noche a la mañana. Algunos “suertudos” porque tienen un empleo mal remunerado, para percibir un sobresueldo y otros como alternativa a la desesperante búsqueda de empleo o para la propia búsqueda, como los que se auto etiquetan “en búsqueda activa de empleo”, porque el mero hecho de encontrar hoy día un empleo digno, a mi juicio requiere de muchas de las características o habilidades que se atribuyen a los emprendedores.
Por estos motivos me he decidido a arrojar un poco de luz en este desaguisado y desentramar un poco lo que se esconde detrás de la famosa y eterna pregunta de, ¿el emprendedor nace o se hace?, porque como la respuesta sea que nace, la llevamos clara con tanto emprendedor espontáneo.
El caso es que hay muchas de estas habilidades que según algunos vienen determinadas por la genética y según otros las tenemos al nacer, pero las vamos atrofiando debido a factores como el entorno en el que vivimos, la educación que nos dan, los tabúes, las religiones, la escuela y un largo etcétera de barreras que aniquilan la creatividad que caracteriza a un infante. Yo soy de este segundo grupo, y para demostrarlo he elaborado este listado de 10 habilidades que podemos ejercitar para aproximarnos a lo que es considerado como un buen emprendedor.
Las primeras 5 son las que proponen Jeffrey Dyer, Hal Gregersen y Clayton Christensen en el libro “The innovator’s DNA”, in Spanish “El ADN del innovador”, las cuales me parecen muy acertadas:
Se trata de conectar aquellas vivencias que hemos tenido en otros momentos o escenarios con el momento presente, de forma que podamos sacarle partido de alguna manera.
¿Te acuerdas de aquel tostón de curso al que asististe hace cuatro años o de esa horrible asignatura que pensabas que nunca te serviría de nada?. Pues sí que sirven. Todo cuenta. Nuestras vivencias nos nutren y nos enseñan, sólo tenemos que conectarlas, al más puro estilo Steve Jobs en su famoso ejemplo sobre esas clases de tipografía a las que asistió y que años más tarde le sirvieron para que todos pudiéramos utilizar los “más bellos tipos de letra jamás vistos” en nuestros ordenadores personales.
Abre el diccionario aleatoriamente y escoge al azar algunas palabras. Comienza por dos o tres y sube progresivamente el número de ellas para aumentar la complejidad. Posteriormente inventa un cuento, historia o chiste en el que conectes esas palabras de forma coherente.
Ser curiosos y preguntarnos cómo y por qué se hace esto así y porqué no de esta otra manera, pensar en lo opuesto y ponerse en la situación e intentar dar respuesta a esas preguntas, intentando considerar los posibles escenarios, problemas o fallos que nos podemos encontrar.
Hoy en día con nuestro smartphone en el bolsillo y una conexión 3G, podemos practicar esto con gran ventaja respecto a cuando se pensó, pudiendo en cualquier momento acceder a la información deseada o almacenar nuestras ideas para que no se queden en el tintero.
Busca información acerca de algo que no conozcas al menos una vez al día.
Busca varias maneras de interpretar un suceso o acontecimiento real (tele, radio, etc) o imaginario (película, libro…)
Ser conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor. Piensa que en cualquier acción, por cotidiana o insignificante que sea, puede estar la solución a otro problema. Por ello cuantas más variopintas experiencias o entornos conozcamos y vivamos de forma consciente, mejor que mejor.
Párate un momento a ser consciente de tu cuerpo. Lo que sientes, si te duele algo.
Párate un momento a ser consciente de los sonidos y olores que hay a tu alrededor.
Quita el sonido a la tele y observa los movimientos de los ojos, la cara, del cuerpo, etc de los ponentes en un debate y observa como gesticulan con sus manos, sus caras…
Esto es sencillo de explicar, pero en ocasiones complejo de practicar. Se trata de hacer realidad esas ideas que hemos recabado con nuestra observación, cuestionamiento y asociación.
Una frase que tengo grabada desde que llegó a mis oídos es “las ideas no valen nada”, y es muy cierta. Nadie nos va a dar nada por una idea, como mucho lo que nos puede pasar es que otro observe, cuestione y asocie lo mismo que tú y lo lleve a cabo antes. Entonces dirás: “eso ya lo pensé yo hace tiempo” y te quedarás exactamente igual que estás. ¿A qué esperas?. ¡Te doy mi beneplácito para dejar de leer esto si es para ponerte a experimentar ahora mismo!
Intenta emular una tapa o postre que te haya gustado que hayas comido por ahí recientemente.
¡Pon en práctica cualquiera de los ejercicios que te estoy proponiendo y ya estás experimentando!
Según @rosauralastruey en su conferencia “Marca personal de empleo y networking profesional” en el reciente #preparete2013 de Barcelona, “networking es una de esas palabras que les gusta a los norteamericanos inventarse, pero que viene a ser el socializarse de toda la vida”, lo único es que para que sea más efectivo, podemos enfocarlo de una manera más procedimentada si no nos sale de manera natural.
Prepara tarjetas de visita y un pequeño discurso o “pitch” sobre tu proyecto o trabajo. Asiste a un mínimo de un evento mensual relacionado con tu sector o donde se encuentren tus clientes objetivo y utiliza tu pitch y tus tarjetas.
Hay otras habilidades que más comúnmente podemos encontrar en cualquier manual para emprendedores y que también podemos practicar y mejorar simplemente teniéndolo presente y tratando de utilizarlas en el día a día hasta que formen parte de nosotros.
Empatía, poniéndonos en el lugar del otro (cliente).
Perseverancia, intentándolo una y otra vez hasta conseguirlo.
Organización, marcándonos objetivos y tareas para llevar a cabo los proyectos.
Planificación, mediante el uso de herramientas de agenda, calendarios o de gestión de proyectos, por ejemplo.
Comunicación, hablando con gente y para la gente, incrementando progresivamente el número de personas a las que nos dirigimos. Expón tus ideas sin temor en el próximo curso o grupo con el que participes y si no te sale bien, no olvides practicar la perseverancia.
“Sé consciente de tus emociones en cada momento y cambia aquellas que no te ayudan a conseguir tus objetivos”. Maribel Martínez Pérez
Excelente artículo, cuando comentabas el famoso discurso de Steve Jobs recordaba también aquello de “connecting the dots” y es muy importante poner sobre la mesa que ser emprendedor supone poner sobre la mesa tooodos los recursos que tenemos y podamos llegar a tener. El networking comienza dentro, luego se traslada a LinkedIn….
Gracias Juan Manuel. Como dicen los networkers, el networking tenemos que practicarlo siempre que podamos. En el avión, en un restaurante, dónde sea. Cualquier oportunidad es buena.
Desde luego, el discurso de Jobs no tiene desperdicio.